Durante los años de la Depresión, el mercado de las motocicletas se resintió más en la base que en el sector más caro y elitista de la industria. Millones de personas perdieron sus empleos, pero la clase media había resultado mucho menos afectada. Entre los raros compradores, los motoristas de la clase media adinerada, había todavía una continua demanda del modelo Brough Superior y otras motocicletas para «gente elegante».
Es esto, probablemente, lo que explica algunos novedosos diseños como la Ariel Square Four de 1929 con motor de 597 cc, la Matchless Silver Arrow de 400 cc o la Silver Hawk de 593 cc. Sin embargo, incluso BMW, que ahora consideramos una marca de lujo, se vio obligada a hacer recortes. Los bastidores de acero estampado de Star, que salieron al mercado en 1929, tenían un aspecto bastante utilitario y es probable que pronto hubieran sido sustituidos de haber sido más favorable la situación económica.
Con todo, hubo también grandes inversiones en el mundo de la competición, en parte como muestra de orgullo nacional y también como modo de escapismo: el motorista con su vieja máquina sentía con orgullo las victorias de su marca.
Aparte de las sobrealimentadas BMW, tanto para las catreras como para batir cualquier récord, es posible que las innovaciones más interesantes procedan de Italia. Una de estas máquinas fue la Moto-Guzzi de 499 cc y motor bicilíndrico en V a 120°, que ganó la Sénior TT de 1935, alcanzando una velocidad de 136,6 km/h. La otra fue la Gilera de 494 cc y cuatro cilindros transversales, que en 1938 cubrió una distancia de 195 km en una hora. De no ser por la Segunda Guerra Mundial, los motores tetracilíndricos transversales podrían haber triunfado mucho antes.
El mercado, sin embargo, siempre ha preferido poner su confianza en modelos menos llamativos. A comienzos de los años treinta, fueron muy populares los modelos ultraligeros de dos tiempos, y después de 1936 se dio incluso un paso hacia atrás con el autociclo sin marchas, que suplía este defecto con la incorporación de pedales.
Entre los motores de cuatro tiempos, primero se impusieron los monocilíndricos, aunque poco a poco fueron ganando terreno las culatas desmontables y las válvulas colocadas sobre la culata, e incluso los árboles de levas sobre la culata. Con todo, las válvulas laterales siguieron gozando de gran popularidad ahí donde la sencillez y el par motor contaban más que los caballos de potencia. Gracias a un proceso de interminable perfeccionamiento se logró que los monocilíndricos alcanzaran rendimientos increíbles: en 1939, las Norton de 500 cc lograban 48 CV a 6.500 rpm utilizando una gasolina de bajo octanaje y una relación de compresión de 7,5:1.
Los bicilíndricos siguieron apostando por la disposición en V en la banda más ancha del mercado, ya fuera en su vertiente deportiva (una Brough superior con motor JAP de 1.000 cc logró un récord mundial de velocidad con 274 km/h) o como vehículo de trabajo de un repartidor tirando de un sidecar, como la Royal Enfield de 1.140 cc.
BMW siguió perfeccionando su motor de dos cilindros opuestos horizontalmente y hasta Douglas probó la disposición transversal del motor en su Endeavour, aunque la disposición de dos cilindros en paralelo comenzó por entonces a insinuar el éxito que tendría en años venideros. El ejemplo más recordado de ese anticipo fue la Speed Twin de 1937 fabricada porTriumph.
Durante este período, el pedal del cambio con tope de fin de carrera se hizo prácticamente universal, salvo en América y en las cajas de cambios de cuatro velocidades. Los frenos también se fueron perfeccionando, aunque la parte trasera de la moto seguía siendo rígida en beneficio del ahorro, el peso y la maniobrabilidad.

Honda revolucionó el transporte sobre dos ruedas con la C50 Super Cub. Barata y fiable, se ha convertido en la máquina más vendida de todos los tiempos.